Lo Fenomenológico. (1era Parte)

Existen fuerzas que nos impulsan a continuar el camino o nos limitan el andar, son fuerzas que sentimos a diario, hay incluso fuerzas imperceptibles ante nuestros sentidos y sólo somos capaces de verlas luego de los hechos.

Si tan sólo reflexionases y buscaras dentro de ti, te darías cuenta que en las mayoría de las veces estamos repitiendo patrones y/o conductas de algunos de nuestros familiares y si hurgas un poco más allá te sorprenderás saber que uno de tus antepasados vivió la misma situación o una similar.

Ahora te preguntarás, Cómo es que ocurre?,…,  Por qué?…, esas repuestas las puedes encontrar en la existencia de un alma común, de una memoria familiar, en ese espacio sagrado se encuentran tantos las alegrías como las heridas del alma familiar.

Estas fuerzas, pueden verse desde el punto de vista científico, en el cual mediante el movimiento se pretende abarcar aquello que es desconocido hasta poseerlo  y disponer de ello. ⁽¹⁾

El segundo movimiento resulta, cuando no se intenta pensar, sino que se ve más allá, es decir el conjunto de la escena, cuando captamos, sentimos lo que verdaderamente hay detrás del conflicto, mediante este movimiento podemos sentir como nuestra mirada se llena y se vacía. ⁽²⁾ En este caso el facilitador se retira un poco, para poder verlo en toda su extensión.

Ambos movimientos, se complementan y forman parte de toda la gama de aspectos fenomenológicos, con los cuales un individuo experimenta o se expone.

Para poder alcanzar el entendimiento de la situación, es necesario que el facilitador se vacíe de ideas, experiencias, momentos… Se requiere atención más no intención.

^{(1) y (2) Extraído del Libro Religión, Psicoterapia, Cura de Almas de Bert Hellinger, pág. 162.}